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a las #10070
Dr. Roberto Gonzalez
ParticipanteLas conversaciones entre los artistas marciales que se están conociendo, generalmente se inician de la siguiente manera; ¿Es el arte que practican? ¿Qué maestros te lo enseñaron? Consistiendo ello una suerte de “genealogía” que “avala” a la persona. En este caso, un poco adelantándome al próximo que me lo pregunte, creí oportuno compartirla de manera pública. A tal efecto, mi “genealogía” se divide en dos etapas. La primera de ella mientras viví en Cuba, y la segunda cuando comencé a vivir en Perú.La primera etapa la inicié a temprana edad con el maestro Rolando Fasenda en el dojo “Mariana Grajales”, practicando el estilo Joshinmon de la línea del maestro Hoshu Ikeda. Esa práctica la continué posteriormente con el maestro Jorge García en el dojo “Pedro María”.Ya en edad juvenil seguí mi aprendizaje con el maestro Nelson Farías (con el que más tiempo he permanecido) en el dojo “Aballí”, aprendiendo el estilo Shito ryu de la línea del maestro Nobuyoshi Murata, y paralelamente alterné entrenamientos con el maestro Raúl Perón en el dojo “Manuel Fajardo”, durante mi tiempo de universitario. Luego, ya de adulto, continué la práctica del estilo Shito ryu, pero en la línea del maestro Soko Sato, con el maestro Eduardo Valdés (Presidente del estilo en el país) en el dojo “Covadonga”. Finalmente comencé a practicar el estilo Gojuryu, específicamente la línea del maestro Sigetoshi Senaha, aprendiendo del maestro Alfredo Rojas (Presidente del estilo en el país).Cabe destacar que los cambios de dojo (y de entrenador) por los que transité, siempre obedecieron a causas circunstanciales como clausura del local, cambio de estilo o de categoría competitiva; pero en ninguno de los casos constituyó abandono, guardando hoy en día un muy grato recuerdo de todos ellos. En ese mismo sentido, sin desmerecer a ninguno de los maestros antes mencionados, y sin que mis palabras aludan a un posible abandono dado el caso, siempre quise ser alumno del maestro Máximo Roy. No obstante, por el hecho que su dojo comenzara a funcionar cuando ya yo tenía una edad relativamente avanzada, ello no fue posible.La segunda etapa, ya en Perú, continué en el mundo del Gojuryu. En este caso bajo la égida de los maestros Ramón Veras primero y luego de Manny Saavedra, ambos con líneas que surgieron del maestro Morio Higaonna. En ambos casos, debido a las sistemáticas exigencias de viaje de mi trabajo de capacitación de entrenadores deportivos en diversas partes del mundo, no me fue posible ni abrir dojo, ni tampoco mantener la práctica. Ello trajo consigo la disolución de asociación, pero igualmente dejando en mí una huella muy positiva de ambos.Tiempo después, cuando mi cartera de clientes se estabilizó y pude organizar mi cronograma de trabajo, luego de casi 25 años volví a entrenar, y a competir. En este caso no tuve un maestro propiamente dicho, ya que la actividad consistía en un grupo de amigos como Roger Zavaleta, Jorge Luiken y Edgar Huamaní entre otros; que nos reuníamos a entrenar en el dojo “Nakawaza” del amigo Javier Fernández. Esa actividad, siempre que el tiempo de trabajo, así como situaciones de salud relacionadas con mi diabetes, gota y asma me lo permiten; en la actualidad la mantengo con los mencionados amigos (y otros) en el dojo “Wilson” del maestro Oscar Seclén. En ambos casos mi entrenamiento consiste en la práctica de los kata Seyunshin, Gojushijo, Suparinpei y Unshu; acompañadas de trabajos de kumite; realizados básicamente con fines terapéuticos de salud y competitivos, siendo los torneos no el fin, sino un medio más para mantener la práctica sistemática.Esa es, de manera general, mi “genealogía” marcial, y en el futuro cercano no se vislumbra ningún cambio.Oss -
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