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Dr. Roberto Gonzalez.
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a las #9517
Dr. Roberto Gonzalez
ParticipanteSiempre que se trate de procesos de formación personal y profesional, resulta imposible no tomar como referencia los pilares de la educación planteados por Delors. En ese sentido, la base del éxito en cualquier dimensión de la vida, constituye el tipo de persona que seamos. Es por ello que el punto de partida en el proceso de formación es el SABER SER, que comienza a aprenderse en el hogar a edades tempranas, y que se termina de perfeccionar en los primeros niveles escolares fundamentalmente.
Toda vez que la persona SABE SER, tiene garantizado un alto porcentaje de probabilidades de SABER, ya que debido a las cualidades volitivas, valores morales y otros aspectos personales desarrollados; podrá agenciarse de su disciplina, esfuerzo, voluntad, honestidad, humildad, etc; para asumir de manera consciente y efectiva el proceso de aprendizaje de la materia de su interés, en este caso la especialidad deportiva o marcial (mediante su historia, filosofía, técnicas y otros aspectos), la cual aprende en su club, dojo u otra institución afín, en su preparación para los exámenes de grado y campeonatos entre otras actividades que, de un modo u otro, se convierten en escenarios evaluativos de su SABER, que se deriva de su SABER SER.
Una vez dominado el SABER de su especialidad (y otras afines), y cuando el deportista o practicante de artes marciales desea comenzar a enseñar su especialidad; obligatoriamente tiene que adentrarse en el SABER HACER. Este es el punto de quiebre que diferencia sus competencias relacionadas con que él mismo haga las cosas bien, y que logre que otros las hagan igual (o mejor). En este SABER HACER es donde relativamente pierden hegemonía los aspectos propios de la especialidad, para dar paso a otros de otras ciencias relacionadas con los procesos de entrenamiento, enseñanza y educación; mediante los cuales se aprenden los procesos de explicación, demostración, planificación, dosificación, ordenamiento, organización, corrección y otros; que son los que al final realmente determinan el desempeño que da paso al éxito de su función social, y que pueden adquirirse bien dentro de instituciones académicas de educación superior como institutos pedagógicos o universidades, o bien en cursos de capacitación, seminarios y otras actividades virtuales o presenciales; siempre y cuando se traten de manera efectiva los procesos antes mencionados.
De la misma manera, y a modo de cierre de un ciclo e inicio del otro, el SABER HACER propicia la maduración profesional de la persona, motivándolo a ser cada vez mejor en su función, lo cual lo induce a ser mejor como ser humano, dando paso a un nuevo ciclo con un mayor nivel de autoexigencia de su SABER SER, que a su vez le permita mejorar aún más su competencia del SABER, y consecuentemente propiciará un aún mejor SABER HACER…y así sucesivamente de manera infinita, beneficiándose no solo ellos, sus alumnos y la sociedad; sino también la propia especialidad en la que trabajan.
Por el contrario, aquellas personas que no tienen suficientemente desarrollada la competencia del SABER SER, desafortunadamente (pero por decisión propia) están condenados a permanecer estancados en el estado inicial del proceso de su desarrollo, ya que su personalidad no los motivará si a SABER ni SABER HACER, quedando muchas veces en el nivel de empirismo y subjetivismo de su trabajo.a las #9520Dr. Roberto Gonzalez
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