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Artículo
11 Jun 2012

La articulación de la rodilla. Fundamentación

La articulación de la rodilla resulta ser de importancia esencial para el proceso de marcha, carrera y salto. Pero al mismo tiempo es una articulación a la que incumbe un papel estático de primer orden. En esta segunda parte abordaremos lo relacionado con la articulación de la rodilla. Su biomecánica y traumatismos.

Se llama articulación a los lugares donde dos o más componentes del esqueleto se reúnen, estas pueden ser temporales o permanentes. Las articulaciones temporales se observan durante el periodo de crecimiento, ejemplo de lo anterior constituye lo siguiente:

Figura 1.  Articulación temporal producto de hueso sin concluir crecimiento y hueso con crecimiento  concluido.

La epífisis de un hueso largo está unida al hueso de la diáfisis por el cartílago hialino y disco epifisario, al concluir el crecimiento del individuo la epífisis se fusiona con la diáfisis. El desarrollo de las articulaciones de los huesos depende directamente de la formación del tejido óseo, conjuntivo y muscular.

La mayor parte de las articulaciones son permanentes, estas pueden clasificarse según sus características estructurales en tres tipos principales:

  • Fibrosas;
  • cartilaginosas;
  • sinoviales.

Las dos primeras son articulaciones muy poco móviles y en algunos casos inmóviles, por tal motivo se les llama sinartrosis (syn, junto). Las articulaciones sinoviales permiten amplia libertad de movimiento, por tal motivo son denominadas diartrosis (di, aparte). Las articulaciones sinoviales son, dadas su movilidad, las que sustentan mayormente y sufren la actividad deportiva.

En las articulaciones sinoviales los huesos están reunidos por una cápsula articular y sus superficies opuestas, cubiertas de cartílago articular, están separadas por un estrecho intervalo que contiene líquido sinovial. Una cápsula articular une a los huesos. La capa más externa de la cápsula es de tejido fibroso denso que se continúa por el periostio de los huesos y presenta engrosamiento en varios sitios para formar los ligamentos de la articulación. La capa interna de la cápsula “membrana sinovial”  recubre la cavidad articular, salvo en el cartílago articular y en los discos intraarticulares. Un ejemplo de articulación de este tipo lo constituye la articulación de la rodilla.

Cada deporte tiene su esencia, en todos los deportes de forma general existe un desbalance en la utilización de las articulaciones, es de suponer que los deportes que basan su práctica en la utilización de los brazos van a sobrecargar de trabajo generalmente las articulaciones del codo, muñeca y hombro, en otros puede existir una mayor utilización de las articulaciones de la rodilla, cadera y talo crural por solo citar ejemplos.

Se ha decidido en este trabajo el estudio específico de la articulación que más utilización posee en el deporte Taekwondo. Este deporte basa su competición fundamentalmente en la ejecución de técnicas de piernas, se utilizan las piernas fundamentalmente para patear al oponente, esto provoca una mayor utilización de las articulaciones de los miembros inferiores. De estas articulaciones la práctica ha demostrado que la mayor frecuencia de lesiones ocurre en la articulación de la rodilla.

Un conocimiento de  la articulación de la  rodilla  interesa por ser la articulación más expuesta y menos protegida contra las lesiones mecánicas, razón esta porque es objeto de muchas lesiones traumáticas.

La articulación de la rodilla es una trocleartrosis que une el fémur a la tibia y a la rótula. Algunos autores la clasifican como una articulación bicóndilo-troclear, puesto que el fémur se articula:

  1. a) con la tibia a través de sus dos cóndilos articulares y;
  2. b) con la rótula a través de la tróclea femoral.

Figura 2. Articulación de la rodilla vista en forma de corte lateral sin la presencia de meniscos.

Por otro lado, conviene destacar que otros anatomistas sostienen que la articulación de la rodilla está compuesta, desde el punto de vista morfológico, por la yuxtaposición de dos articulaciones secundarias: la articulación fémoro-rotuliana (que es troclear) y, la articulación fémoro-tibial (que es una articulación condílea con meniscos interpuestos). 

Biomecánica de la articulación de la rodilla

La articulación de la rodilla realiza movimientos en dos planos perpendiculares entre sí: flexo-extensión en el plano sagital y rotación interna y externa  en el plano frontal.

  1. MOVIMIENTOS DE FLEXIÓN Y DE EXTENSIÓN.

Estos movimientos se realizan alrededor de un eje transversal, bicondíleo, que pasa por las inserciones femorales de los ligamentos colaterales, es decir, por ambos epicóndilos femorales. La cara posterior de la pierna se aproxima a la cara posterior del muslo en el curso de la flexión, sucediendo lo contrario en el curso de movimiento de extensión.

A partir de la posición 0º (posición de reposo, es aquella en que está la articulación cuando muslo y pierna se prolongan entre sí en línea recta -ángulo de 180º-), la flexión de la pierna realizada activamente, mide por término medio 130º, pero este no es en modo alguno el límite máximo de la amplitud de este movimiento. En efecto, basta tomar el pie con una mano para que podamos ampliar este movimiento.

La flexo-extensión de la rodilla resulta de la suma de dos movimientos parciales que ejecutan los cóndilos femorales: un movimiento de rodado, similar al que ejecutan las ruedas de un vehículo sobre el suelo; y un movimiento de deslizamiento de aquellos sobre las cavidades glenoideas; este último movimiento es de amplitud mayor que el primero.

Los movimientos de flexión se ven limitados por:

  1. a) Distensión de los músculos extensores (cuádriceps crural);
  2. b) Pellizcamiento de los músculos flexores en el hueco poplíteo;
  3. c) El segmento posterior de los meniscos, que en la flexión extrema quedan comprimidos entre la parte posterior de ambas superficies articulares.

Limitan los movimientos de extensión los siguientes factores:

  1. a) La distensión de los músculos flexores;
  2. b) El segmento anterior de ambos meniscos;
  3. c) La distensión de la parte posterior del manguito capsuloligamentoso;
  4. d) Los dos ligamentos laterales, que al estar situados por detrás del eje de movimientos se ponen cada vez más tensos a medida que el movimiento de extensión progresa.

El papel desempeñado por los ligamentos cruzados en la limitación de los movimientos angulares de la rodilla varía, según la opinión de los diferentes autores pero todos coinciden señalar la importancia muscular en la isometría de la articulación.

  1. MOVIMIENTOS DE ROTACIÓN DE LA RODILLA.

El segundo gran grupo de movimientos de la rodilla consiste en la libre rotación de la pierna, o sea, en que tanto la tibia como el peroné giran alrededor del eje  longitudinal o vertical de la primera, en el sentido de pronación o de supinación, es decir, hacia adentro o hacia fuera.

La rodilla solamente puede realizar estos movimientos de rotación cuando se encuentra en posición de semiflexión. Estos movimientos tienen lugar en la cámara distal de la articulación y consisten en un movimiento rotatorio de las tuberosidades de la tibia por debajo del conjunto meniscos-cóndilos femorales.

En la extensión completa de la articulación, los movimientos de rotación no pueden realizarse porque lo impide la gran tensión que adquieren los ligamentos laterales y cruzados debido fundamentalmente a la isometría que provoca la contracción de los músculos

La capacidad de rotación que tiene la rodilla permite otros muchos movimientos, como por ejemplo: cambiar la dirección de la marcha, girar sobre sí mismo, trepar por el tronco de un árbol, tomar objetos entre las plantas de los pies.

Por último, existe una rotación axial llamada «automática», porque va unida a los movimientos de flexo-extensión de manera involuntaria e inevitable. Cuando la rodilla se extiende, el pie se mueve en rotación externa. A la inversa, al flexionar la rodilla, la pierna gira en rotación interna.

Los frenos del movimiento de rotación interna son los dos ligamentos cruzados, que aumentan su cruzamiento. Estos ligamentos deshacen su decusación cuando la pierna efectúa el movimiento de rotación interna, por lo que no pueden limitar este movimiento de manera alguna.

El movimiento de rotación externa es limitado por el ligamento lateral externo, que se tuerce sobre sí mismo y por el tono del músculo poplíteo.

Al igual que sucede en los movimientos de flexo-extensión, los meniscos también se desplazan en el curso de los movimientos rotatorios de la pierna. En estos desplazamientos reside la causa de su gran vulnerabilidad.

III. MOVIMIENTOS DE ABDUCCIÓN Y ADDUCCIÓN.

Son más conocidos en semiología con el nombre de movimientos de inclinación lateral y corresponden en realidad más a un juego mecánico de conjunto que a una función que tenga una utilidad definida En la posición de extensión, y fuera de todo proceso patológico, son prácticamente inexistentes. Su amplitud es del orden de 2 a 3º, y son debidos a uno de los caracteres del cartílago articular, que es el de ser compresible y elástico.

  1. MOVIMIENTOS DE LA RÓTULA.

Los movimientos de la rótula no influencian en nada los movimientos de la rodilla. La patela sufre un ascenso en la extensión y desciende en la flexión.

ESTABILIZACIÓN DE LA RODILLA

La estabilización de la rodilla se realiza en los planos frontal y anteroposterior, y además en sentido axial.

  • Estabilización en el plano frontal. La rodilla aumentaría su valgus fisiológico de no poseer en su estructura los siguientes elementos:
  1. a) ligamento lateral interno, sometido constantemente a tensión;
  2. b) ligamento cruzado anterior;
  3. c) ligamento cruzado posterior, accesoriamente, y
  4. d) tendones de la pata de ganso.

Se oponen a la creación de un varus: el ligamento lateral externo, los ligamentos cruzados (sobre todo el anterior), el músculo bíceps, y la cintilla de MAISSAT.

  • Estabilización de la rodilla en el plano sagital o anteroposterior es condicionada por el antagonismo de los grupos musculares flexor y extensor, y además por el juego de los ligamentos cruzados, los cuales, como ya sabemos, oponen a la hiperextensión e hiperflexión.
  • La estabilidad axial. Está controlada por los ligamentos cruzados, los ligamentos laterales y la cápsula.

Pero de todos los dispositivos con que cuenta, los más importantes en el orden funcional son, como saben muy bien todos los cirujanos, el conjunto ligamento lateral interno y ligamento cruzado anterior. El primero, porque por su tensión se opone a la creación de una situación en valgo patológico; es este ligamento, la llave de la angulación de la rodilla.

Traumatismo de la articulación de la rodilla.

El trauma es la lesión de los tejidos con o sin alteración de los mismos ocasionada por determinada influencia externa. Estos se pudiesen clasificar de diferentes maneras en dependencia del patrón comparativo

En el traumatismo deportivo abundan las lesiones cerradas, contusiones, distensiones, desgarraduras y laceraciones de los músculos y ligamentos. El número de lesiones abiertas es mucho menor en la actividad deportiva, siendo la mayoría de estos las escaras y rozaduras. Las lesiones óseas son menos frecuentes y graves en el traumatismo deportivo que en la vida cotidiana (accidentes laborales y de transporte y otros).

Resulta llamativo el hecho de que al analizar la correlación entre las fracturas y las luxaciones, las luxaciones en los traumatismos no deportivos se presentan con 8 veces menor frecuencia que las fracturas, mientras que en la práctica deportiva la cantidad de luxaciones crece considerablemente y son 1,5 – 3 veces menos frecuentes que las fracturas. Los siguientes gráficos ilustran esta correlación de lesiones producto de la vida deportiva y producto de la cotidianeidad.

Por la localización de las lesiones, en los deportistas se observan frecuentemente traumas en los miembros, entre los cuales más del 80% corresponden a lesiones de las articulaciones, particularmente de la rodilla (88,3 % del total). En la mayoría de los deportes se lesionan con mayor frecuencia los miembros inferiores. De forma general las lesiones deportivas se pueden caracterizar por lo siguiente:

  1. Carácter relativamente leve del trauma;
  2. predominio de las lesiones cerradas;
  3. Cantidad insignificante de lesiones óseas;
  4. Cantidad de luxaciones relativamente mayor que en otros tipos de traumatismo;
  5. Existencia de diferentes tipos de lesiones específicas para cada tipo de deporte.

Entre las especificidades del traumatismo deportivo se debe considerar la localización singular de las lesiones en los diferentes deportes, con mayor predominio de los miembros inferiores y un mayor número de lesiones en articulaciones, particularmente de la rodilla.

Las lesiones del aparato cápsuloligamentoso de las articulaciones ocupan, por su frecuencia, uno de los primeros lugares entre los traumas deportivos. Generalmente el mecanismo de su origen está condicionado por movimientos de la articulación desmedidos en amplitud, que conducen a una brusca tensión del sector de la cápsula fibrosa y de los ligamentos que la fijan. Estos últimos, junto con la cápsula fibrosa, limitan los movimientos de las articulaciones, cuando estos alcanzan determinado nivel. El movimiento de la articulación más allá de este nivel puede ocasionar el desplazamiento patológico de los bordes articulares.

Con mayor frecuencia se traumatizan los ligamentos de las articulaciones de la rodilla; con una frecuencia menor los de las articulaciones cubital, humeral y acromioclavicular. Se distinguen tres grados de lesión en los ligamentos:

Figura 4. Relación entre las lesiones deportivas en las diferentes articulaciones

  • Primer grado: Distensión verdadera de los ligamentos sin lesión anatómica de las fibras colágenas. Esto se manifiesta en una morbosidad moderada y pequeña hinchazón de los tejidos blandos.
  • Segundo grado: Laceración parcial del ligamento con gran dolor, rápido derrame en los tejidos blandos, desarrollo de hemartrosis, hinchazón y alteración de la función de la articulación.
  • Tercer grado: Laceración completa del ligamento, presencia de fuerte dolor, en ocasiones hay presencia de crujidos, derrame en el tejido celular que rodea la articulación. Los fenómenos de hemartrosis e hinchazón se encuentran ampliamente marcados, se altera de manera violenta la función de la articulación, varía el eje del miembro y los ligamentos se rompen en el lugar de su fijación al hueso o a lo largo de su cuerpo.

Es evidente que en los casos de segundo y tercer grado estamos en presencia de una afectación seria en la vida deportiva del individuo y hasta en su vida cotidiana. Generalmente la solución de estos problemas se lleva a cabo a través de la cirugía.

Continuamos en la tercera parte referente a la articulación de la rodilla en el Taekwondo.

Autor: Lic. Gehovanny E. Pérez

Exclusivo para Sobre Taekwondo www.sobretaekwondo.com

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